En entrevista concedida recientemente a la agencia Bloomberg, el Primer Ministro portugués, Antonio Costa, asegura que, probablemente, se llegue a un acuerdo con China para emplear el aeródromo de Lajes en las islas Azores con fines científicos. Además del valor logístico de la isla como punto de parada para los vuelos trasatlánticos, Portugal defiende la importancia del archipiélago como baluarte científico para investigación oceanográfica o el estudio del cambio climático. Según Costa esta podría ser por tanto una buena oportunidad para establecer una base científica en las islas que atraiga inversiones, en este caso de China, con las que afrontar la elevada tasa de paro de la región, situación que se verá agravada con la marcha de las tropas estadounidenses. La situación está levantando suspicacias en los Estados Unidos, de hecho medios de comunicación como la rusa Sputnik se han hecho eco de una carta enviada por el congresista estadounidense de origen portugués Devin Nunes, al secretario de Defensa Ashton Carter. En su misiva Nunes advierte del peligro de desperdiciar los millones de dólares invertidos en las infraestructuras del aeródromo para que caigan en manos del Gobierno chino. Permitir la presencia permanente de tropas chinas en el Atlántico sería un fallo imperdonable, sobre todo próximas a otras instalaciones estadounidenses. En enero del año pasado adelantamos que con motivo de la reestructuración de las fuerzas estadounidenses en Lajes sufriría la marcha de 500 personas entre militares y civiles estadounidenses. Es una de las consecuencias del European Infraestructure Consolidation (EIC) o Consolidación de las Infraestructuras Europeas, que tiene por objetivo incrementar las capacidades de la USAF en Europa y respaldar mejor a sus aliados y a la OTAN, y que principalmente pasa por el abandono de instalaciones en Europa Occidental y el traslado de personal y equipos a otras ubicaciones más próximas a la frontera oriental. La importancia estratégica de las Azores quedó de manifiesto este pasado mes de agosto cuando analizamos los diferentes despliegues aéreos que emplearon el aeródromo de Lajes para desplazarse hacia el ejercicio internacional Red Flag que tuvo lugar en Estados Unidos. Y es que Lajes está a 1.600 km. de la costa portuguesa y a 3.680 de Nueva York, en la costa oriental estadounidense, en medio de la ruta más corta para cruzar el Atlántico Norte. Esta privilegiada ubicación motivó que en 1934 a los aviadores militares portugueses eligieran una zona de la isla Terceira, la planicie de Lajes, para construcción de un nuevo aeródromo. El inició de la Segunda Guerra Mundial, y el pacto entre Portugal y Gran Bretaña, llevó a la Royal Air Force (RAF) a ampliar la instalación, obras que continuaron los equipos de construcción militares de los Estados Unidos, a partir de 1944, dicha presencia norteamericana se ha mantenido hasta la actualidad tras los preceptivos acuerdos con el Gobierno de Lisboa. Desde entonces la base se ha convertido en el punto clave para el tránsito en la ruta del Atlántico Norte, sobre todo de aeronaves militares de la OTAN, tanto para repostar, como por que es el único alternativo en la larga ruta de más de 5.000 kilómetros
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